Nuestro proceso, nuestras perspectivas
Iniciado el nuevo milenio, era cada vez más evidente la necesidad de construir un espacio nacional de reflexión y difusión literaria que fuera más allá de lo que ofrecen en el plano cultural los circuitos oficiales y los medios de información y de los aportes -valiosos, sin duda- de la academia. La partida física del maestro Manuel Jesús Baquerizo en febrero del 2002, sirvió no solo de estímulo sino también de desafío para tal propósito: precisamente este ejemplar intelectual huancaíno había dedicado su vida al impulso, audaz, creativo y persistente, de un conjunto de instrumentos que contribuyeran a revelar el auténtico rostro de la literatura peruana.
Luego de un fallido intento por organizar en la ciudad de Ica el I Encuentro en homenaje al maestro Baquerizo, la organización de este certamen cobró vida teniendo como sede el Callao. Al grupo de escritores que asumió esta iniciativa, constituido en Comisión Organizadora, e integrado por Ricardo Ayllón, Luis Lagos, Antonio Sarmiento y Jorge Luis Roncal, se sumó el joven poeta chalaco Mario Aragón. La convocatoria a este primer Encuentro, realizado en noviembre de 2002, rápidamente ganó el interés de una apreciable cantidad de escritores en diversos lugares del país identificados con la propuesta, muchos de ellos discípulos de Manuel Baquerizo. Añadimos en este recuento el apoyo del área de Cultura de la Municipalidad Provincial del Callao, que permitió resolver un aspecto básico para cualquier proyecto semejante: el espacio físico. Fue ese respaldo y simpatía el capital fundamental para que el desarrollo del certamen se convirtiera realmente en una fiesta de hermandad, afecto y democracia, y marcara la pauta de lo que en adelante serían los Encuentros Baquerizo: ponencias y conferencias magistrales, feria de libros y revistas, mesas de debate y conversatorios, recitales poéticos y lecturas de cuento, y por supuesto, expresiones de danza, música y teatro, además de la explícita voluntad de rebasar el plano del cenáculo literario para ganar la participación de maestros, estudiantes y trabajadores. Entre los temas discutidos surgió uno que visto desde la perspectiva del tiempo resultó fundamental: la necesidad de constituir una organización que agrupara a los escritores identificados con la perspectiva marcada por este I Encuentro, y que posteriormente, al madurar como planteamiento, daría lugar en el IV Encuentro, a la formación de la Comisión Organizadora de tal institución. De otro lado, también se expresó un rasgo que continúa hasta hoy: las páginas culturales de los medios de información nacional estuvieron de espaldas al desarrollo del certamen. Otro elemento, ya convertido en tradición, lo constituyó la realización de una plenaria de los escritores reunidos que aprobó la realización del II Encuentro en la ciudad de Puno. Esta decisión no resultó gratuita ni forzada: la delegación de escritores puneños participantes fue la más numerosa y cohesionada. Así, el Encuentro Baquerizo el 2003 se trasladó al Altiplano, en un impecable trabajo de organización e impulso conducido por los escritores Feliciano Padilla, Jorge Flórez-Áybar, Boris Espezúa y otros. Imposible olvidar no solo los candentes debates de los temas planteados sino también el ambiente de hermandad y júbilo reinantes en todo el certamen, así como el paseo a la Isla de los Uros y la jornada de clausura, una auténtica celebración de la amistad y los ideales comunes. En esta ocasión el Encuentro aprobó como sede de la siguiente edición, el 2004, la ciudad de Abancay, a iniciativa de la delegación de escritores encabezada por el ya desaparecido maestro Federico Latorre Ormachea, e integrada por jóvenes escritores como James Oscco Anamaría y Hernán Hurtado. La exitosa realización del III Encuentro en Abancay no solo mantuvo las tradiciones de este certamen que germinaron en el Callao sino que fortaleció una de ellas: la participación de la comunidad y en particular de los estudiantes. Aquí se definió a la ciudad de Ica como sede del IV Encuentro, además de plantearse ya de modo más concreto, dar pasos adelante en la organización de los escritores. A lca, sede del IV Encuentro y ciudad que acunó a Abraham Valdelomar, una de las más grandes figuras de las letras nacionales, los escritores asistentes llegaron con un sentimiento de rabia, indignación e impotencia por la temprana y trágica desaparición del compañero James Oscco, joven poeta, narrador y docente abanquino que unía talento literario y compromiso social. Así, cayó por su propio peso la decisión de formar la Comisión Organizadora de la institución llamada a agrupar a los escritores peruanos, la cual debía formular un proyecto de estatutos y principios e impulsar su discusión, a fin de aprobarse en el siguiente Encuentro a realizarse en Chimbote, designar el primer cuerpo directivo y con ello dar paso a la constitución de tal entidad. En Chimbote, el V Encuentro realizado en octubre de 2006, junto con la discusión de los puntos del temario y la celebración de la poesía de Juan Ojeda, excepcional poeta chimbotano, aprobó el proyecto de estatutos, la declaración de principios, el nombre de la institución y la conformación del primer Consejo Directivo Nacional del Gremio de Escritores del Perú (GEP), cuyo período sería excepcionalmente de un año, y designó presidentes honorarios a los destacados escritores nacionales Leoncio Bueno Barrantes y Oswaldo Reynoso Díaz. De esta manera los escritores peruanos iniciaron una nueva etapa en su experiencia literaria, social y cultural, etapa de construcción de una agrupación nacional, democrática y representativa. El VI Encuentro, realizado en noviembre de 2007 en la ciudad de Lima en la sede del Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos-La Casona (dirigido entonces por el cineasta y escritor Federico Fico García), enriqueció el desarrollo de los Encuentros Baquerizo, lo fortaleció como instrumento orgánico y democrático de los escritores peruanos, y potenció una fructífera relación con quienes desarrollan su trabajo literario en el espacio académico. Igualmente aprobó el i-forme orgánico del cuerpo directivo saliente, eligió el segundo Consejo Directivo Nacional, y a la ciudad del Cusco como sede del VII Encuentro. La riqueza del desarrollo del Encuentro, en cuanto a los puntos del temario, puede verificarse en el volumen I de El otro margen, ponencias presentadas en este certamen. Sin embargo, no fue el Cusco sino Huamanga, Ayacucho, la ciudad en la que se realizó el VII Encuentro Baquerizo, en octubre de 2008, gracias al concurso de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga y su Centro Cultural, y que sirvió para constatar la vigencia de este espacio. El trabajo del equipo organizador, a pesar del escaso tiempo con que se contó, permitió el desarrollo de un certamen, como los anteriores, realmente entrañable, riquísimo en lo literario, social y humano. Aquí, en disputada y democrática contienda, se aprobó como sede del siguiente Encuentro a la ciudad de Huamachuco, La Libertad, propuesta llevada por la Asociación de Escritores Ciro Alegría, de tal ciudad. |
El 2009, el VIII Encuentro Baquerizo, celebró el Centenario del extraordinario narrador huamachuquino Ciro Alegría. Ponencias numerosas y de estimable calidad y rigor académico, participación de delegaciones de escritores con las comunidades -como la entrañable Curgos- y elección del III Consejo Directivo Nacional fueron los aspectos resaltantes en esta ocasión, así como la designación de la ciudad de Tumbes como sede del siguiente certamen. Naturalmente, buena parte de las mesas y conferencias estuvieron dirigidas a iluminar los diversos tópicos de la obra narrativa de Alegría, de lo cual también da fe el segundo volumen de El otro margen, que reúne los trabajos presentados.
Como en el caso de Ayacucho, no fue Tumbes sino San Pedro de Lloc, en Pacasmayo, provincia liberteña, la sede del IX Encuentro en noviembre de 2009. En este Encuentro se celebró el Centenario del nacimiento de tres grandes de las letras nacionales: Francisco Izquierdo Ríos, Luis Nieto Miranda y Adela Montesinos. En San Pedro de Lloc, además de los aspectos que constituían ya el perfil de los Encuentros Baquerizo, se sumaron 2 elementos: la participación fraterna de representantes de la plástica nacional y la distinción honorífica de los escritores que han consagrado su vida a fortalecer la literatura y la cultura del país. El 2010, consagrado por el Gremio de Escritores del Perú y otras entidades culturales democráticas como Año del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas, el X Encuentro debió realizarse en la ciudad de Andahuaylas, cuna del magistral narrador. Remontando adversidades de todo tipo, el certamen se efectuó recién en febrero de 2011 en Lima, en la Asociación Guadalupana. Por encima de ellas, este Encuentro coronó de manera brillante un extraordinario despliegue de actividades, en muchos lugares del país, de celebración del centenario arguediano impulsadas por el Gremio de Escritores del Perú durante todo el 2010 y eligió a su IV Consejo Directivo Nacional. Sin descansar, y por encargo de la plenaria del X Encuentro, que aprobó como sede del siguiente certamen a la ciudad de Cajamarca, el nuevo Consejo Directivo se echó a trabajar. Notable participación tuvieron, en el impulso y desarrollo del XI Encuentro en noviembre de 2012, gran cantidad de escritores de casi la totalidad de provincias cajamarquinas, además del aporte decisivo del Gobierno Regional de Cajamarca presidido por Gregorio Santos. La riqueza de las actividades del Encuentro y la fraternidad reinante entre los escritores reunidos no pudo ser empañada por una oscura campaña de desprestigio del Encuentro promovida por un sector del periodismo local. En esta ocasión se distinguió de manera especial a los escritores Federico García, Sara Joffré y Néstor Espinoza y, como en todos los Encuentros Baquerizo, la plenaria tomó posición ante los problemas palpitantes de carácter social, político y cultural. Fijar la nueva sede e impulsar el siguiente Encuentro fueron las responsabilidades que la plenaria de Cajamarca encargó al Consejo Directivo Nacional del GEP. La designación recayó en la ciudad de Tarma, la Perla de los Andes. La preparación e impulso no fueron tareas sencillas, pero con la decisión y audacia de siempre, finalmente la realización coronó exitosamente el esfuerzo desplegado. El perfil básico de los Encuentros Baquerizo se fortaleció y enriqueció, la plenaria aprobó como sede a la ciudad de Piura y se eligió el V Consejo Directivo Nacional. Una nota relevante fue la participación activa, crítica y jubilosa de la delegación del Frente de Artistas Populares de Ecuador. Fruto de un trabajo de organización tenaz e inteligente, coordinado por el poeta Armando Arteaga, el XIII Encuentro Baquerizo se realizó, como es ya un rasgo permanente, remontando mil dificultades, en la acogedora ciudad de Chulucanas, tierra de poetas populares. A los debates, ponencias y lecturas en el auditorio municipal, se sumó una Feria de Libros en la plaza principal, así como la visita a diversos centros educativos y pueblos aledaños, como Yapatera. La plenaria del certamen de Chulucanas recibió propuestas de sede para el siguiente Encuentro, cuyo impulso organizado encargó al Consejo Directivo Nacional del GEP. Pese a que la sede del XIV Encuentro Baquerizo será nuevamente una ciudad piurana, en este caso Sechura, los días 5, 6, 7 y 8 de noviembre próximo, la motivación, entusiasmo y movilización no han aflojado, antes bien se han fortalecido con la confirmación de un par de centenares de escritores nacionales y más de una decena de países vecinos. Al temario básico de los Encuentros, se suma como siempre el Homenaje a los valores locales, en este caso, destacados escritores como Félix Puescas, Jorge Moscol, Víctor Borrero y Antonio Rumiche. Un par de aspectos singulares en esta versión son el compromiso asumido por la Municipalidad Provincial de Sechura, coorganizadora del Encuentro, que preside el Dr. Armando Arévalo, producto de una clara comprensión de la cultura en la elevación del nivel de vida de los pueblos, y la elección de VI Consejo Directivo Nacional, en cuya composición los jóvenes escritores deben ocupar un lugar relevante. Delegaciones de trabajadores de las letras procedentes de lugares distantes como Iquitos, Ayacucho y Pucallpa, han asegurado su participación en esta fiesta ya entrañable, aguerrida e insurgente. La apuesta de los Encuentros Baquerizo, aventura en la que están comprometidos numerosos escrítores peruanos sensibles al tiempo que les ha tocado vivir y adheridos al ideal de justicia y belleza, y que año a año gana nuevos adherentes, encierra una importancia histórica que solo el tiempo se encargará de poner en claro. Contra todo tipo de dificultades y con la conducción del Consejo Directivo Nacional del GEP este espacio orgánico cultural, a despecho de quienes quisieran que se volatilice, ya no puede ser invisibilizado por el poder cultural hegemónico, y por la mediocridad, frivolidad y vanidad tan frecuentes en la escena literaria nacional. Naturalmente, como todo proceso, esta notable experiencia de batalla cultural está sujeta al error, al tropiezo, a la metida de pata, y por lo mismo, a un permanente movimiento de depuración y superación. Tarea central del GEP pero no la única, los Encuentros Baquerizo generalmente coronan un año de trabajo con nuevos aportes y desafíos, y como en el conjunto de acciones desplegadas, no habría ninguna posibilidad de realización exitosa sin el respaldo generoso, fraterno y naturalmente crítico de cientos de escritores y escritoras, y decenas de instituciones que en todo el país adhieren a este camino. A ellos y ellas nuestra gratitud y aprecio entrañables y, por supuesto, un inmenso abrazo de bienvenida en Sechura. Por: Jorge Luis Roncal ------------------------ Fuente: "Tatuajes". Noviembre 2015, N° 39, Lima-Perú (Director: Bruno Buendía S.), pp. 13-15 |
"...Fue ese respaldo y simpatía el capital fundamental para que el desarrollo del certamen se convirtiera realmente en una fiesta de hermandad, afecto y democracia, y marcara la pauta de lo que en adelante serían los Encuentros Baquerizo: ponencias y conferencias magistrales, feria de libros y revistas, mesas de debate y conversatorios, recitales poéticos y lecturas de cuento, y por supuesto, expresiones de danza, música y teatro..."